Tras la recepción del compresor, de inmediato se procede a la verificación del estado de la máquina, que se ejecuta de forma escalonada y en las siguientes fases: editarRecepcion.  Desmontaje del compresor pieza a pieza, quedando completamente vacío Verificación de todas las piezas susceptibles de reutilización, comprobando que se cumplen las tolerancias marcadas por el fabricante. Las piezas que no cumplan las medidas adecuadas serán sustituidas por recambios nuevos. En nuestro taller disponemos de instrumentos de metrología de precisión para verificar cualquier pieza o elemento del compresor, con niveles de precisión muy elevados. Esto garantiza una verificación exhaustiva de las piezas.

   La limpieza es uno de los apartados más importantes en la reconstrucción de compresores frigoríficos. Efectuamos la limpieza por chorreo de aire y con un producto especialmente indicado para esta función, el cual no es contaminante y además es disoluble. Con ello conseguimos eliminar todos los residuos de aceites, grasas y pinturas dándole al compresor un aspecto totalmente nuevo, el cual facilita la adherencia de la pintura.

    Para todos los compresores los cuales puedan haber rayado los cilindros, tengan holguras en el cilindro o cualquier otra incidencia en el bloque motor, disponemos de maquinaria para mecanizar estos bloques y poder insertar pistones y bielas sobremedida, encamisar cilindros y devolver al compresor las medidas originales.  En definitiva, realizamos cualquier mecanizado que requiera el compresor, para darle un ajuste exactamente igual que el del fabricante.

Los motores quemados o derivados a masa, son bobinados de nuevo, y siempre de forma exacta al bobinado de fábrica asegurando su correcto funcionamiento. Empleamos materiales de primerísima calidad y totalmente compatibles a los freones y aceites empleados en la industria de la refrigeración. Los hilos esmaltados tipo “H”, barnices de polimerización por temperatura así como cintas y amarres de primera calidad, garantizan junto a nuestros procesos de barnizado por inmersión al vacío y secado por horno de aire caliente, unas cotas de calidad en la adherencia, aislamiento y protección de las bobinas equiparables a las de origen.

Antes de empezar a montar el motor, todas las piezas son cotejadas por un operario con la finalidad de que no pueda haber error ninguno y se instale una pieza defectuosa. Estas piezas son chequeadas con la ayuda de aparatos de precisión que disponemos en nuestro taller. A todos los tornillos del compresor se les da el apriete con el par de torsión adecuado, según marca y modelo del compresor, con herramienta dinamométrica especial.

Todos los compresores, una vez montados, pasan a un completo banco de pruebas, donde controlamos y verificamos diversos factores como consumos individuales por fase, presiones de aceite, etc. Una vez comprobado el correcto funcionamiento del compresor, le practicamos una prueba de estanqueidad, asegurando que no tenga ninguna fuga. En el siguiente paso hacemos vacío y sobre presionamos el compresor con nitrógeno seco, lo que garantiza una ausencia de humedades.